El agua en Galaroza es símbolo de diversión con la llegada de cada 6 de septiembre. Ese día, todo el pueblo y centenares de visitantes llegados de distintos puntos se echan a la calle provistos de cubos para participar en la fiesta de Los Jarritos. Durante esta jornada nadie, absolutamente nadie, está a salvo de llegar a casa empapado. No se respeta a ninguna persona y cualquier excusa para pedir clemencia cae en saco roto, con el consiguiente remojón y las carcajadas de todos.

Diario de Huelva

Nadie está exento de no mojarse; la Fuente monumental de Nuestra Señora del Carmen, popularmente conocida como de Los Doce Caños, así como el resto de fuentes del pueblo, hacen de refrescante arsenal en el que se surte a todo aquel que participa en esta celebración en la que todos sus participantes tienen licencia para mojar. Además las precipitaciones registradas el pasado invierno en la Sierra de Huelva han garantizado ‘munición’ suficiente para que no falte agua durante la edición de este año, que se prevé enormemente refrescante.

 

Con cubo o piporro en mano el gran ambiente se vive en la citada Fuente de los Doce Caños, nombre que recibe nuestro establecimiento, en la que reúnen centenares de jóvenes y no tan jóvenes entre los que es imposible encontrar a alguien seco. Allí se agolpan los participantes dispuestos a mojar a todo aquel que lo rodea. Justo al lado de esta fuente, un precioso conjunto escultórico rememora una de las fiestas cachoneras por excelencia durante todo el año.

Aunque no existe mucha documentación al respecto, los orígenes de la Fiesta de los Jarritos se sitúa en torno al siglo XIX, cuando los alfareros extremeños de la comarca de Barros pasaban por el pueblo camino a la Romería de la Reina de los Ángeles, en la Peña de Arias Montano, que se celebra dos días después.

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Durante su parada en la amplia plaza del centro de Galaroza, los vecinos solían comprar piezas de barro (búcaros principalmente) que probaban en la Fuente de los Doce Caños para ver su fiabilidad y comprobar su fabricación. Según los estudiosos del tema, el gesto de algún cachonero anónimo que mojó a otro soplando por la parte gruesa del búcaro lleno dio pie a una de las fiestas populares más divertidas del Parque Natural, en la que nadie que entre en Galaroza evita la refrescante agua de sus fuentes.

Es una de las festividades del verano que más personas atrae y que no podemos pasar por alto. Si quieres disfrutar de una aventura en familia o amigos, ¡no lo dejes escapar y reserva con nosotros!